Sé que la ausencia no ha sido por mucho tiempo. Pero creo que debo compartir con todas las personas que me leéis y seguís, la razón por la que decidí dejar las redes sociales por un tiempo.
Digamos que una crisis existencial ya no es buena de por sí pero, el hecho de que ocurra en plenos exámenes, es peor. Fue por eso por lo que decidí alejarme.
Tristemente, caí en la meritocracia del sistema (algo que una amable persona me hizo darme cuenta mediante twitter, desde aquí le doy las gracias).
Mi crisis existencial comenzó porque en mi cabeza separé quien soy: por un lado, el Dani de las redes sociales que es activista y que revisa meticulosamente todo lo que dice y las palabras que utiliza; por otro lado, el Dani que la gente conoce en persona, que habla abiertamente de cualquier tema (incluso aunque sea considerado tabú) y, aunque intenta poner filtros en todo lo que dice, no siempre consigue que sea percibido de esa misma forma por parte de los demás.
Y claro, ahí estaba yo teniendo un conflicto mental sobre si era un hipócrita en la vida real por no mostrarme tal y como soy en redes sociales, pero la clave estaba en algo que yo no veía: la vida real y las redes sociales son cosas distintas.
Por lo tanto, aunque mi comportamiento en redes sociales sea de una forma y en la vida real sea de otra, eso no implica que yo esté siendo hipócrita, porque las interacciones sociales en la vida diaria no se producen como en las redes sociales.
Y digo que caí en la meritocracia del sistema porque en redes sociales puedo ser percibido como una persona fuerte, valiente, activista autista, que no se calla ante nada... Y en cierto modo, soy así, obviamente esa persona soy yo.
Pero en la vida real puedo ser percibido como un mero estudiante, que nunca en su vida ha trabajado, que sólo se ha limitado a estudiar, que es tímido, que se calla ante el conflicto porque tiene miedo a los problemas... Y en cierto modo, soy así, también soy esta persona.
El problema era que yo me estaba dividiendo en:
- El Dani de las redes sociales, que es activista, que ayuda y asesora a la gente, que lucha por sus derechos, etc.
- El Dani de la vida real, que sólo ha estudiado y no habla mucho con la gente desconocida/poco-conocida, etc.
Por lo tanto, estaba viendo que un Dani sí tenía méritos y era "algo en la vida", mientras que el otro, no.
Sin embargo, después de abrir los ojos y hacer autocrítica, me he dado cuenta de que todo esto se puede ver desde varios puntos de vista:
- 1, todas las personas somos algo en la vida, para nuestros animales, para nuestros familiares, para nuestras amistades, para gente que nos ha conocido por circunstancias x... Toda persona es importante y valiosa a su manera.
- 2, no existe nadie que sea más que nadie, en realidad todas somos personas que hemos nacido y vamos a morir y lo que ocurra en medio de ese proceso da igual.
No obstante, yo apuesto por una tercera opción que es una mezcla de las dos anteriores:
- Todas las personas nacemos y vamos a morir pero durante el trascurso de la vida podemos optar por hacer cosas que aporten un poco a las demás personas.
Porque cuando vas a comprar el pan y le das las gracias a quien te lo entrega, estás valorando su esfuerzo y trabajo.
Porque cuando a alguien se le cae algo por la calle y no se da cuenta, tú puedes cogerlo y entregárselo.
Porque cuando está lloviendo y tú tienes paraguas, te pones por el lado alejado a la pared, para que quien no lo tenga se pueda atechar en los soportales y con las fachadas de los edificios, y también te pones fuera de la marquesina del bus para que se atechen quienes no tienen paraguas o capucha.
Porque con cualquier mínimo gesto que hagas en tu día a día, puede que, sin tú saberlo, le estés aportando algo a alguien que ni conoces ni te conoce.
Así que os invito a no caer en mi error de pensar "soy una simple persona que estudia/ trabaja/ existe, etc" sino a ir más allá y daros cuenta de que todas las personas podemos ser perfectamente imperfectas y gracias, tanto a nuestros aciertos como a nuestros errores, podemos estar aportando algo positivo en la vida de otra persona, aunque no nos demos cuenta.
¡Feliz Navidad y nos vemos el año que viene en 2022!
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